Sin duda alguna escribir es mi terapia, y más cuando conlleva un propósito mayor. Mi consejera estuvo leyendo el blog, y su crítica constructiva me inspiró a seguir su recomendación; de redactar mi aprendizaje durante el proceso de mi recuperación. Y aquí estoy llevando todo a la acción.
Lo primero que aprendí es que todos necesitamos ayuda. Que no siempre tenemos todo en control y está bien, estar mal. Siempre y cuando se busque apoyo. En momentos de crisis se debe contar con profesionales de la salud, mentores, familiares y buenos amigos. Es importante que sepas que no estás solo(a). Y por más terrible que se vea tu situación, todo tiene solución.
Recuerdo los primeros días de terapia, era imposible sacar de mi mente la idea de que las cosas no cambiarían, y la idea de que cada día estaría “más loca”. Hoy día puedo decir que las cosas han cambiado y NO estoy “volviéndome loca”. Todavía falta camino por andar, pero estoy segura de que puedo superar los obstáculos con las herramientas necesarias.
Una de estas herramientas es saber: ¿Qué somos, y cómo funcionamos?
En la definición más simple que pueda dar la ciencia, somos la dualidad entre mente y cuerpo. Otros nos definen como cuerpo, mente y alma. Y según 1 Tesalonicenses 5:23 somos cuerpo, alma y espíritu.
23 Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
Sin importar cuál verdad consideres, lo cierto es que muchos de nuestros problemas surgen cuando tenemos desequilibrio en alguna de nuestras diferentes áreas.
El cuerpo es el templo sagrado; comprende la morfología, la fisiología y la anatomía. Para muchos el alma y el espíritu es la misma cosa. Para otros el debate entre las diferencias entre espíritu y alma es el siguiente; el alma o psique se compone de la mente; los pensamientos, los sentimientos y las intenciones. El espíritu es la intuición, la comunión, lo impersonal o inmaterial.
Sin importar con cuál definición te identifiques, lo seguro es que la armonía llegará una vez tengamos un buen equilibrio con estos elementos. Todas estas partes forman un uno, y es importante mantener el balance.
Ahora la pregunta es, ¿Cómo podemos alcanzar ese equilibrio?
Aquí, algunos consejos:
Somos más complejos de lo que creemos, la buena noticia es que podemos crear el balance perfecto.
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Fuentes consultadas:
Pedraza Gómez, Z. (1999). En cuerpo y alma: visiones del progreso y de la felicidad. Universidad de los Andes. Departamento de Antropología.
Daniel A. Helminiak (1996). The human core of spirituality: mind as psyche and spirit.
John Teske (2000). «The Social Construction of the Human Spirit». The human person in science and theology.
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