Hace meses no escribo; primero no tenía tiempo, luego no conseguía como desarrollar mis ideas. Por último, llego la depresión a mi vida y llego acompañada de la ansiedad. Si, ya sé, una combinación catastrófica. Desde entonces todo ha sido un sube y baja diario. En ocasiones siento que puedo con todo y justo cuando estoy en mi mejor punto, comienzan esos pensamientos que me detienen, me paralizan y no me dejan continuar.
Pero en medio de todo este proceso no tan placentero, yo he encontrado una forma de mantener mi mente ocupada para bien. Usando la escritura como desahogo. Esperando que esto ayude a otras personas que se sientan identificadas.
Ya que no ha pasado nada interesante en los últimos días, pues retomare mi aventura en el Yunque.
¡Aquí vamos!
Esta vez mi hermana y yo llegamos a las 7am y tuvimos suerte de encontrar estacionamiento. Varios minutos después de desayunar comenzó la caminata. La misma duro alrededor de 3 horas y algunos 23,097 pasos. A paso moderado nuestra primera parada fue en Mt. Britton Tower, donde se puede admirar todo el verdor montañoso.
Seguimos colina arriba, respirando aire puro en medio de mariposas, amapolas y vistas de ensueño; llegamos al pico. Definitivamente el esfuerzo vale la recompensa. Desde lo alto se puede ver todo Luquillo y Rio Grande. Y a lo lejos se ven Vieques y Culebra. Pero lo mejor de todo fue, ese sentimiento de paz que da estar sentada en una piedra; en el medio de la nada, mirando lo pequeños que somos desde tan mágico lugar.